viernes, 30 de mayo de 2014

RELATOS DE MI ABUELA Final de la historia


La última vez que hable con Miguel la recuerdo bien,
-Sabes, dicen que a esta familia cuando van naciendo le ponen escarpines negros, porque está llena de tragedias y el día que yo nací me los pusieron, porque la naturaleza me jugó una mala pasada, dime tú como me ves.
-Yo te quiero primo, te quiero mucho –le decía entonces- simplemente disfruto de tu amistad, no puedo verte de otra manera que no sea la de un amigo.
-Cuando pasen los años, llévame contigo a la ciudad, ya que la tía Edith no pudo, dicen que allá la gente como yo puede vivir mejor.
Se siente tan fuerte cuando una persona nos pide que lo llevemos con nosotros, es señal de que la está pasando muy mal.
Entonces yo le prometí  lo que no pude cumplir porque cuando llego el día de ir a buscarlo- ya me había recibido de médica, me avisaron que los dos habían desaparecido y también se rumoreaba que se habían quitado la vida arrojándose del cerro más alto a un precipicio, pero sus cuerpos jamás fueron encontrados. No aguantaron más las humillaciones y tomaron esta decisión después de la tremenda paliza que les dio el tío julio cuando los descubrió.
Así pasaron los años, después de estos sucesos no volví mas a la mansión, quedara este y otros relatos, guardado para mi descendencia, describiendo una parte de una época donde se hiso tanto mal, cuidando las apariencias.
Fui médica en el pueblo durante toda mi vida, me case, tuve una hija y se fueron a vivir a la ciudad.
Tiempo después me entere que nadie quedaba en la mansión, era solo una tapera.
Supe y lo comento, total el tiempo paso, esto alguien me lo comento muy secretamente, que los vieron a los tres caminando por Paris, a la tía Edith y los primos Miguel y Javier, creo además haber escuchado que había alguien más con ellos.   

Final del relato

Este es el relato de mi abuela el que sintetiza un poco a la familia como era. la señora que me acompaña en esta búsqueda del pasado dentro del baúl, esta fascinada con lo que ve y lo que relato. También ella está leyendo, algo le llama la atención y me dice- hay mucho más, mire lea lo que dice aquí,  por las fechas y los acontecimientos pareciera que Claudio  era hijo  de la francesita, la que mandaron a parir a la mansión para tapar el escándalo, quiere decir que su hermano no era tal, quizás lo supieron y pudieron encontrarse.
-Puede ser, aunque siempre se dijo que era hijo de la tía Berta y su hermana gemela Edith, el tema en cuestión, por las fechas la francesita y la tía Berta parieron en la misma semana, y armaron de antemano todo.
-Así es muchacha, seguro su abuela, ato cabos y llego a esa conclusión.
-Se lo habrá podido decir
-Vaya uno a saber, pero hubiera sido lindo que esos dos se hubieran podido liberar de esa esclavitud.
-Seguramente la tía Catalina nunca supo la verdad.
- Pareciera que no, lo hicieron a espaldas de ella seguramente.
-Entonces su padre y Miguel seguirían siendo los únicos hombres de la familia.
-Eso parece, aunque ahora tengo dudas, bueno, creo que la esfinge me está perturbando.
-Las cosas se dieron así.
-¡Escarpines negros! valla titulo que le puso mi abuela a sus relatos, quizás por lo que se decía de la familia y no era más que la descripción de una época donde la hipocresía y las apariencias estaban a la orden del día, niños que no llegaron a nacer, niños regalados, amores prohibidos, servidumbre humana.

Los relatos de mi abuela son tan apasionantes como para hacer una novela- le digo a la señora- sabe trato de imaginar la mansión cuando recién la inauguraron y después cuando fue decayendo hasta quedar en ruinas, me impresiona mucho todo esto. Por allí algunos dicen que a la malvada de la tía Catalina un rayo la partió en dos.
Es el paso del tiempo –me dice ella- por aquí pasaron muchos años de historia, es mejor no sacar cuentas. En los sótanos quedaron muchas cosas quiere que bajemos.

-No ni loca, todo esto me da mucha impresión, mejor me voy.
Vuelvo a la ciudad, llevándome el inmenso baúl, con los escritos, fotos que son increíbles, y muchas, muchas cosas más que dan testimonio de una época bellísima, más allá de las miserias humanas.

 Queda en el camino la única testigo de tantas vidas, me detengo ante ella y la observo por última vez, la esfinge sigue erguida, inmortal, desafiando el tiempo y la historia, única testigo de todo lo que paso por este suelo, solo eso, no es más que una mole de piedra, todo lo demás es puro cuento.
Bueno, aunque queda pendiente bajar a los sótanos, eso, si decido regresar alguna vez.

Será entonces que habría una continuación, ahora solo me queda decir, hasta siempre.

fin

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