miércoles, 27 de agosto de 2014

ATRAPADA parte cuatro


ATRAPADA       CUARTA PARTE

La empleada, de baja estatura, un tanto regordota y poco amable, no quiso darle demasiada información.
-Estoy buscando una mujer que habría venido buscando un libro de Giannini,  ¿Podría decirme si ella estuvo aquí?-preguntó el periodista
-Lo lamento señor, pero no puedo darle información de los internos, a menos que sea familiar.

-Usted no me entiende, no es de una interna, sino de una mujer que busca un libro.
-Va a tener que esperar a que venga el director, yo no estoy autorizada, siéntese y espérelo. –la mujer lo miro con cierta desconfianza.

Se canso de estar sentado y empezó a caminar mientras fumaba un cigarrillo, cuando lo sorprendió la vos poco amable.
-¡Que hace aquí Moreno!

Al verla se sorprendió, más por su aspecto que de verla en el lugar, había cortado y oscurecido sus cabellos y si hasta vestía a la moda, pero no le dijo nada, no era el momento.
-¡María! La estaba esperando

-¡Esperándome! ¿Para qué? ¡Pero usted no deja de seguirme!-se la veía enojada, no era la misma que había visto en Buenos Aires.
-¿Encontró el libro?

-Ya veo, paso por la biblioteca, mejor salgamos de acá ahora, no se puede estar aquí.
Ella lo saco rápidamente del lugar, lo que a él le llamo la atención, se la veía nerviosa y apurada.

-Moreno no encontré nada aquí, hoy me lo confirmaron, olvide el libro y olvide todo, es mejor así.
-¿Por qué esta tan nerviosa? ¡Que le pasa!

-Pasa que lo que venía a buscar no lo encontré, eso pasa.
-Y ahora que hacemos María, este lugar está retirado tendremos que caminar, vi una parada de autobús muy cerca de aquí.

Y así fue que en silencio con la cara de amargura de María caminaron bastante, hasta que finalmente después de tanto esperar, tomaron el autobús, en el viaje continuo callada y al bajar ella le dijo.
-Hasta aquí llegamos señor Moreno.

-¿Porque está enojada?
-¡Le parece poco! me persigue, jamás hubiera pensado encontrarlo aquí, molestándome

-¿Y en que la molesto?
-Déjeme quiere, váyase, yo no voy a volver a Buenos Aires, voy a quedarme un tiempo aquí.

-¿Por qué?
-Porque, porque es el lugar que me recuerda a mi madre, nada más que por eso

-Bueno María, si usted lo quiere así.
-Que tenga buen viaje Moreno.

El periodista se quedo con la sangre en el ojo, algo raro pasaba, así que sin que se diera cuenta la siguió hasta el hotel donde se hospedaba.Monto guardia hasta el hartazgo, como en viejas épocas, pero era su oficio. Lo único que un policía pasó y lo vio sospechoso y extranjero entonces lo llevo detenido.Como no tenía a nadie más que a María, pidió que la ubicaran en el hotel.Finalmente lo liberaron. Ella lo estaba esperando.
-¡Se da cuenta Moreno, que no puedo confiar en usted! No era que se iba y mire, espiándome.

-¿A que le tiene miedo María?
-No confió en usted, es periodista.

-Y que me tendría que confiar, María dígame,¿ usted me oculta algo? Cree que la desaparición de su madre tenga que ver con esta ciudad?, digo como ella amaba tanto este lugar,¿ qué paso entre ustedes?
--¿Sabe qué? ¡Váyase al infierno!
Supo que estaba jugando al gato y al ratón. De todas maneras se fue a su hotel, se baño, descanso y después de almorzar decidió comenzar nuevamente la persecución.En el hotel María ya no estaba, entonces tuvo la idea de rentar allí una habitación, como no se le ocurrió antes, hubiera evitado que se lo llevaran detenido
Se las ingenio y le saco información al conserje. Supo cual era la habitación de María. Entonces asegurándose que no estuviera, falseando la cerradura ingreso a su habitación. Busco no sabe qué, pero buscaba lo que fuera, que le diera una pista o algo para saber que pasaba, y vaya si encontró, jamás pensó verlo allí. Estaba entre sus cosas, viejo, amarillento el mismísimo ejemplar de Susurro de Giannini, sus pupilas se impregnaron con aquellas letras escritas en la primera pagina, que decían - Mas allá de la muerte estaremos juntos, firmaba Eugenia Arévalo - sabía que no estaba equivocado, algo más que un libro había encontrado María.
¿Dónde estaba María?, el olor a humo que tenía el libro le dio la idea de que había ido a aquella casa.
En el viaje pensaba, que tendría que ver aquella anciana, con el libro de Eugenia y el psiquiátrico, que conexión había con aquella historia.
Se notaba que la casa se había quemado. Se detuvo un instante. Abrió la puerta, al ingresar a la vivienda la vio en una de las habitaciones, casi arrodillada sobre los pedazos de un espejo roto, con un retrato en sus manos, se oculto, no quería que ella lo viera, había decidido espiarla, porque era obvio que María lo prefería lejos.

La empleada, de baja estatura, un tanto regordota y poco amable, no quiso darle demasiada información.















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